viernes, 11 de abril de 2008

EMULANDO A JULIO CORTÁZAR. Instrucciones para ver la tele (Jesús Camacho Garrido, 3º ESO)


Cualquier momento es bueno para ver la tele pero, a la vez, no lo es nunca.
Cuando se terminan de hacer las obligaciones, puedes tumbarte en el sofá y ver la tele. Con las ganas de ver la tele, rápidamente te tumbas, te quitas las zapatillas y te pones bien la ropa y, cuando te das cuenta, no tienes el mando en la mano; intentas andar descalzo pero el suelo está muy frío. Te vuelves a poner las zapatillas, coges el mando y te vuelves a tumbar. Luego, le das al botón para encender la tele, porque la tele siempre se deja encendida, pero esta vez no lo está. Te vuelves a levantar y enciendes el aparato, te vuelves a tumbar y te acomodas. En ese momento, llega tu hermano y se pone a llorar para que le pongas los dibujos, justo cuando encuentras algo que te gusta. Llega tu padre y le da la razón a tu hermano con la excusa de que es más pequeño. Le pones los dibujos a tu hermano y la tranquilidad vuelve al salón, cosa que no dura mucho tiempo, porque cuando vuelve tu padre de la ducha el que llora por el mando es tu padre. Si tu padre gana, tu hermano se pone a llorar y no se entera nadie de lo que dice la tele. Al final, llega tu madre, coge el mando ignorado y lo pone en algún canal al azar y manda a callar a todo el mundo.
En conclusión: ver la tele consiste en no verla.

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